viernes, 3 de mayo de 2013

Si las paredes hablaran....

A Renate

Si las paredes de una casa hablaran podrían contarnos muchas cosas acontecidas a lo largo de los años dentro de sus muros, la historia de varias generaciones. Sería una bonita e interesante conversación y ya tendría una lista de preguntas al respecto. Pero a falta de pruebas que te hablen del más allá, decidí investigar en los archivos sobre la historia de una de las antiguas casas que todavía sigue en pie en el Monte de Sancha de Málaga.

Saber más acerca de esta casa es una historia que siempre me ha fascinado, no sólo por la investigación histórica, que me apasiona, sino especialmente por el vínculo familiar que me une a ella, ya que esta casa de grandes proporciones y tejados de madera ha sido testigo de la vida de mis abuelos, la infancia de mi padre y muchos momentos especiales en mi vida que me gusta recordar.

Nos sorprende por su estilo arquitectónico. Su gran armazón de madera con las tejas perfectamente delimitadas, su escalinata de piedra, sus contraventanas de madera, techos altos, paredes estucadas y  frisos modernistas.¿Qué hace una casa propia de los lagos alemanes o praderas suizas, frente al mediterráneo y en medio de un monte? Puede resultar algo insólito en una ciudad tan calurosa como Málaga. Pues bien, tal y como explicaba en mi entrada anterior, la razón de este tipo de construcciones se debe la oleada de familias extranjeras que trasladaron aquí su residencia con motivo del empuje industrial de la ciudad a finales del siglo XIX. En el ensanche de Málaga, el paseo de Reding, Sancha y Limonar han sobrevivido algunas villas que fueron construídas por la burguesía de entonces y que formaron parte de un momento de esplendor urbanístico. Éstas pueden clasificarse dentro del estilo ecléctico del s.XIX.

Anteriormente a mis abuelos, la casa había pertenecido a D. Jose Lazárraga y Abechuco. Un ilustre médico de origen vasco  que convirtió la casa en clínica y fue honrado con la medalla del mérito al trabajo por su dedicación con los enfermos militares durante la guerra civil. Y lo más remarcable es que allí mismo murió Manuel Báez, el Litri, en 1928, cuando fue trasladado desde la Plaza de Toros por la herida de una cornada en la pierna.

Las historias que contaba mi abuela o los vecinos al respecto no hicieron más que aumentar mi curiosidad por la historia de la casa. ¿Quién había vivido allí?¿ Quién la mandaría construir?¿Quién habría sido el primero en contemplar las vistas del mar enmarcadas por sus grandes arcos de madera? Toreros, hospitales..... pero lo mejor de la historia estaba aún por descubrir.

Mis abuelos Emilio y Mercedes en la terraza de la casa


Tras mis indagaciones en los archivos descubrí al primer dueño. Maximiliano Braussewetter y Saumier, un médico y escritor alemán que compró con treinta y siete años, unos terrenos a Jose María de Sancha en el Monte del mismo nombre. Es allí donde decide construir su residencia y para ello manda llamar a un  familiar que era arquitecto en Berlín. No pudo llamarse de otra manera que "Villa Alemana" ya que construye una casa solariega al más puro estilo alemán. La casa  se adaptaba a las irregularidades del terreno algo abrupto por lo que tuvo que construir la casa en altura. Por eso, para acceder al jardín de entrada hay que subir varios tramos de escalera.
Maximiliano estaba casado con Amgond Liemmering y tuvieron varios hijos, pero fueron Hans y Renate los que han pasado a la historia.. La familia disfrutaría de la casa durante unas décadas hasta su vuelta a Alemania con motivo de la Primera Guerra Mundial.

Málaga 1900. La flecha señala el lugar de construcción de la casa.

Maximiliano Brausewetter y sus hijos en el Jardín de Villa Alemana


Lo más sorprendente fue que en mi búsqueda de datos sobre esta familia, localicé a a la misma Renate todavía con vida. Vivía en una residencia de Lind am Rhein  a sus cien años de edad. El hermano mayor de mi padre viajó hasta este pequeño pueblo alemán para conocerla personalmente. Allí le habló de la apasionante vida que había llevado mientras le enseñaba fotos antiguas de su infancia que guardaba como un tesoro.

Y es que los muros de esta casa vieron nacer a una estrella. Renate había destacado junto con su hermano Hans en los primeros pasos del cine mundo alemán. Ellos contribuyeron al esplendor de una época, el expresionismo de Murnau o el realismo social de Pabst o Alexander Korda.  Aparecieron junto a Greta Garbo o Marlene Dietrich. Renate seguiría los pasos de su hermano del que hablaba con admiración. Estuvieron muy unidos personal y profesionalmente. Hans murió tragicamente en 1945 por el alcance de una bomba y fue un duro golpe para ella.


Greta Garbo y Renate Brausewetter en La calle sin alegría 1925
Hans y Renate en los años 20

Renate, llena de emoción recordaba su infancia en aquella casa de Málaga en la que había nacido y que llamaba "el paraíso". Nunca quiso volver para mantener intactos los recuerdos que guardaba, pero cuando falleció en el 2006 y fue trasladada a su tierra natal y enterrada en el Cementerio Inglés tal como ella pidió. Con motivo de su entierro, su familia y descendientes visitaron "Villa Alemana" y comprobaron todo lo que ella les había contado.

Aunque las paredes no hayan hablado, me conformo con saber que sus muros vieron nacer a Renate, una estrella del cine mudo, que llevaría siempre los recuerdos de la casa en su memoria. Muchos libros nos cuentan historias inverosímiles e interminables de familias y de generaciones como los Bruddenbrock de Mann o la Saga de los Forsyte. Pero en algunos casos la realidad supera la ficción. Y aunque sólo sea brevemente y en un artículo de mi blog, es un placer contar la historia de una casa a través de generaciones, y que además sea cierta.

6 comentarios:

  1. Qué historia tan interesante. Sería estupendo que añadieras algunas fotos del estado actual de la casa. ¿Sabes si quedan en las casas colindantes familiares de los pioneros extranjeros que se instalaron en el limonar o todos se marcharon cuando la Primera Guerra Mundial? ¿Se integraron en la sociedad malagueña? En fín, creo que la historia da para escribir una novela o un guión de cine.

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  2. Gracias por vuestros comentarios.
    En relación a tu pregunta te diré que las familias extranjeras se integraron totalmente en la sociedad malagueña hasta tal punto que sus descendientes hoy en día no hablan alemán ni inglés. Se nota mucho en los rasgos de muchos malagueños rubios con ojos azules. Apellidos como Gross, Krauel, Hirschfeld, Huelin, Van Dunkel...son ahora malagueños aunque sus antepasados vinieron desde muy lejos.
    Hay casas que han pasado de generación en generación y otras que se han vendido o que ahora son instituciones como el Colegio de Arquitectos o la Clínica del Parque San Antonio.
    Buscaré una buena foto de la casa para que veas su estado actual.

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  3. Qué historia tan emocionante! El círculo se cierra cuando se localiza a Renate en los últimos días de su vida. ¿siempre había tenido la idea de ser enterrada en Málaga?
    Los niños Miranda Valdés correteaban por el mismo jardín que los Brauseweter, se escondían en el mismo desván y podían disfrutar desde sus camas infantiles de la luz intermitente de la Farola del puerto... Las fotos que has encontrado ilustran la historia maravillosamente... Besos desde El Limonar...

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  4. Pues la verdad es que no sé si cambia de idea y dice ser enterrada allí después de la visita de mi tío a Lind am Rhein. Me gustaría creerlo así. Describes muy bien las sensaciones de la infancia que pudieron compartir con Renata porque además debieron ser exactamente esas.
    Gracias por tu comentario.

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  5. Hola. Soy Paco Griñán, de SUR. Quisiera contactar contigo ya que también tengo datos de esta historia. Mi correo es fgrinan@diariosur.es
    Un saludo

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