miércoles, 31 de octubre de 2012

Mi nombre es Juan Orth




Una de las biografías reales más apasionantes y misteriosas es la de Juan Orth. Un personaje olvidado de la historia pero que daría mucho que hablar en los periódicos, rumores y leyendas del siglo XIX. 
Este archiduque austriaco nació  en el  Palacio Pitti bajo el nombre de Juan Salvador Neopuceno en 1852. Su padre Leopoldo II, era el duque de Toscana, cuándo ésta todavía era independiente bajo el dominio austriaco, antes de la unificación italiana. Juan, recibió de sus padres una educación exquisita, con una gran sensibilidad por la cultura y el arte, instruído en idiomas, conocedor de la geografía y otras ciencias.

Su figura estuvo muy unida a la de su hermano Luis. Ambos, destacaron por la originalidad en el tipo de vida que llevaron tan alejada de las costumbres de la corte vienesa. ¿Bohemios?¿inadaptados?¿aventureros?¿excéntricos?¿humanistas? eran personajes con costumbres peculiares pero a la vez exquisitas, que no encajaron con su ambiente y con la vida que debían haber llevado. Luis, escribió varios libros, algunos de esoterismo. Dio la vuelta al mundo en barco y se asentó en Palma de Mallorca,  en la casa que por cierto, ahora es propiedad del actor Michael Douglas.

Y Juan, renunció a su título y sus posesiones. Abandona su apellido aristocrático y se hace llamar Juan Orth, porque una de sus posesiones familiares era el castillo de Orth. Y es que a parte de sus ideas liberales, se había enamorado de Ludmilla Hildegard Staub, apodada Milli, una  inglesa que era bailarina y cantante de ópera a la que había conocido en la Ópera de Viena.  Se casó con ella en Londres y decidieron dejar atrás sus vida anterior en busca de aventuras. En 1890 Adquirieron una embarcación llamada "Santa Margarita" y partieron de Londres rumbo a Valparaíso con escala en Buenos Aires. Al ser un viaje tan arriesgado, tuvieron que cambiar de tripulación porque la primera se negaba a continuar. En las cercanías del Cabo de Hornos naufragaron. En 1911 los dieron oficialmente por muertos, pero nunca aparecieron sus restos ni los de los marineros. Desaparecieron.

Mucho se especuló durante años, unos decían que el propio Orth propició el hundimiento para vivir en el anonimato en la Patagonia, otros decían que vivió durante años en poblados indígenas americanos. Algunos aseguraron haber conocido años después al mismísimo Orth. Hasta un noruego llamado Hugo Köhler  declaró en su lecho de muerte ser el mismo Juan Orth.... Había historias para todos los gustos, historias que llegaron incluso, a inspirar a  Borges a la hora de escribir su cuento " El inverosímil Tom Castro".

Hoy en día hay gente que quiere relacionarlo con los misterios acontecidos en la ciudad  de Rennes le Chateau, que tanto ha dado que hablar últimamente tras los Best Seller de los Códigos DaVincis, novelas de templarios y demás enigmas, más propios de Cuarto milenio que de libros de historia. Lo cierto es que Juan Orth visitó la ciudad tres veces. No creo que fuera miembro del priorato de Sión, templario o rosacruz. Posiblemente sus visitas se deban a su espíritu inquieto y a su interés por los cátaros.

A quien podemos ver ahora, es a Milli Stubel. La última vez que estuve en Viena, tuve la oportunidad de verla en la figura de la artista Irene Andessner, a quien por cierto, le gusta reencarnarse en personajes del pasado. Andessner se viste y se caracteriza como Milli en alguna de sus obras. Se fotografía junto al castillo de Orth, en una embarcación con una corona de flores, como un si fuera Ofelia, imagen premonitoria de la muerte inevitable.

En otra de sus obras Irrlichter (will-o-the wisp) 2000 aparece vestida con un "traje de luces", haciendo alusión a una de las performance de Milli, que llevaba un traje con miles de bombillas encendidas cuando representó el ballet " Die assesinen". El libreto había sido escrito por Juan Orth bajo el pseudónimo de Johann Traugott. La verdad es que es un hombre con una vida sorprendente, rodeada de un halo de misterio, moderno y trasgresor para la época en la que vivió y que muchos desconocen.

Irrlichter, #1, Leuchtkasten, 150 x 190 cm, 2000




miércoles, 24 de octubre de 2012

Alguien soñó con elefantes en el Kremlin

Para Sara

"Alguien soñó con elefantes en el Kremlin" es un título evocador que podría dar nombre a una novela de Paul Auster o a un grabado de Sara Fonseca. En realidad es el título de un sueño que tuvo esta artista, si es que los sueños pueden titularse. En él, si mal no recuerdo las palabras de la durmiente, Sara hace turismo por Basilea y se queda maravillada con su ayuntamiento, de paredes rojizas y muchos colores, que resultaba ser la sede del Kremlin . Como si fuera un circo, había también elefantes.

No andaba Sara muy desencaminada en su sueño, porque en Basilea hay elefantes, y no precisamente en el zoo sino en su catedral. En la parte exterior del ábside hay unos relieves en las jambas de las ventanas que representan elefantes, o quizás deba decir que intentan representarlos.
El artista local, maestro de obras o artesano anónimo de las catedrales se ceñía a los programas iconográficos dictados por los clérigos. Querían que se representaran en el exterior de la catedral animales, reales o fantásticos, que protegieran el templo. Podemos encontrar el origen de estas representaciones zoomorficas, muchos siglos antes en el poema de Gilgamesh, en los leones alados del imperio sasánida o en la puerta de los leones de Micenas.
Pero ¿por qué elefantes? Es evidente que no era un animal de la zona, el artista no había visto ninguno en su vida. Según mi opinión querían representar algo exótico, una bestia que inspirara temor. Probablemente el artista escuchara las descripciones del paquidermo en los relatos de los caballeros cruzados.

Catedral de Basilea. Suiza

Llegados a este punto y enlazando con mi "entrada" anterior, he de confesar que al igual que Hearst o Freud,  yo también soy coleccionista aunque de una forma bastante más humilde. Tengo una colección de elefantes, pero no ocupan espacio porque no son de cristal, ni de marfil. Se trata de abstracciones de elefante.Colecciono representaciones "extrañas" de elefantes a lo largo de la Historia del Arte. Pero me consuela saber que no soy la única, porque sé que la comparto con alguno de mis seguidores ( parece que en lugar de un blog, tenga una secta), y ahora, con todos los que queráis mirar a través de mi ventana.

Cantabria

St Pierre d'Aulnay. Francia

Nos llama la atención cómo en la Edad Media, además de cumplir una función protectora en los templos, se representa al elefante con un castillo a las espaldas. Gracias a fuentes como El fisiólogo, un bestiario medieval, sabemos de la simbología moralizante que encerraban las representaciones zoomórficas en aquella época. El elefante se relaciona con la figura de Cristo que carga un castillo, símbolo de las miserias humanas.

San Baudelio de Berlanga. España
Sainte Engrace. Francia

Puebla de Castro. España
Catedral de Chester


¿Elefante y Castillo? ¿Elephant & Castle? Nos suena a parada de metro londinense, y es que la zona se llama así por una antigua posada que existía en un cruce de caminos. Original nombre para una posada. Seguramente los dueños habrían visitado la catedral de Chester, que tendrían más a mano. Quizás viajaron a Basilea o quizás soñaron con elefantes en el Kremlin.

Posada de Elephant & Castle. Londres. 








jueves, 18 de octubre de 2012

Wunderkammer

Como decía en la entrada anterior, Orson Wells quiso hacer con Ciudadano Kane una crítica de la vida y trayectoria de Hearst . Y es que investigando algo más sobre su vida, me veo obligada a dedicarle un espacio a tan singular personaje.

William Hearst, fue un periodista, pero no uno cualquiera. Editoriales, revistas, periódicos, estaban bajo su mando. Llegó a poseer un gran monopolio y se convirtió en un gran magnate controlando todos los medios de comunicación en la América de principios del s XX. Su poder e influencia política hizo que Estados Unidos interviniera en la independencia de Cuba y en el control del Canal de Panamá por parte de los americanos.

Podemos imaginar su fuente de ingresos. Su riqueza era tal, que decidió vivir como un verdadero príncipe o me atrevería a decir faraón. Sus extravagantes gustos y la fiebre compulsiva por poseer se unían en una fantasía sin límite. Xanadú realmente existió.Y  no me refiero a un escenario en los estudios de la  R.K.O. Se llama Hearst Castle y está en California. Tiene horarios de visita, con guía, auriculares y tienda de souvenirs. Como si fuera un castillo del Loira.



Este complejo va más allá de lo que podamos imaginar. Hacer un recorrido por su galería de fotos nos sirve para hacernos una pequeña idea de su idea de hogar. Como si de las wunderkammern del renacimiento se tratara, Hearst acumulaba objetos dispares como si fuera un patchwork cultural : termas romanas, templos griegos, catedrales hispanoamericanas, artesonados mudéjares, en un  "todo en uno". El magnate llega a adquirir a través de contactos en España, el claustro del monasterio de Onieva, el de Sacramenia de Segovia, partes del castillo de Benavente, una reja de la catedral de Valladolid....

Este afán por coleccionar claustros, debía estar de moda entre los millonarios americanos de la época. De hecho, Rockefeller financió lo que hoy se llama "The Cloisters" un museo al aire libre en la parte norte de Manhattan, que hoy es una de las sedes del Metropolitan Museum of Art.

Quizás esto se deba a la añoranza de una cultura que abandonaron en el viejo continente, por no tener un pasado tan lejano, aunque a veces, esta fiebre por coleccionar o acumular objetos tan dispares se ha asociado en muchos casos a una patología obsesivo compulsiva o a algún tipo de trastorno.El  mismo Freud coleccionaba estatuillas egipcias que exhibía en la mesa de su despacho. El Zar Pedro I el Grande coleccionaba fetos y malformaciones en botes de formol y llegó a reunir una colección que más bien parece un museo de los horrores. Andy Warhol también tuvo su particular Xanadú. Cuando vemos fotos de su dormitorio, podría haber sido decorado por el propio Hearst . Su creador fue en realidad el diseñador Jed Johnson, que también trabajó con él en la Factory y que acabaría siendo amante del artista. Pero Warhol, a diferencia de Hearst, acumulaba junto con las obras de arte cajas de detergente a las que le daba el mismo valor.

Dormitorio de Andy Warhol. East 66th street.

Coleccionar, amontonar, poseer....Hearst tenía el dinero para satisfacer todos sus caprichos, no sabemos si poseía por la mera adicción de poseer, como el coleccionista obsesivo que quiere controlarlo todo, porque a eso estaría acostumbrado un hombre con semejante poder..
Pero lo que no pudo controlar el pobre Hearst fue la realización de Ciudadano Kane, si bien intentó por todos los medios evitar su difusión. Ahora, se ha convertido en nuestros días en una película de culto entre los cinéfilos, que no deja de sorprendernos, no sólo por la estética y por lo que respresenta en la historia del Cine sino por el personaje tan fascinante al que representa.

martes, 16 de octubre de 2012

Rosebud o la nostalgia

Para Diego


Victor Hugo definía la nostalgia como la felicidad de estar triste. Hay algo de masoquista en la definición, pero es cierto que a veces nos gusta volver atrás con la mente y recrearnos en buenos momentos ya pasados, que no volverán. Es muy peligroso, ya que es un sentimiento que podría llegar a ser adictivo. A veces vivimos más en el pasado, impidiendo disfrutar el presente.

Este "viaje mental al pasado", nos lleva muchas veces a momentos de nuestra infancia. Momentos felices que añoramos. En Ciudadano Kane, "Rosebud" se convierte en el eje central de la película, enigmática y mítica palabra que el protagonista repite en su lecho de muerte. Finalmente se descubre el misterio: su trineo, con el que se deslizaba cuando niño y con el que pasó probablemente el mejor momento de su vida. Repite "Rosebud" como si fuera un mantra, lamentándose por la pérdida de un pasado en el que pudo ser feliz y que se prolongará toda su vida llena de codicia y dinero. En realidad Orson Wells utilizó esta palabra "Rosebud" para burlarse públicamente de Hearst, uno de los periodistas más poderosos de su tiempo y que al parecer así llamaba cariñosamente a las partes íntimas de su amante.



Muchas veces nos aferramos a cosas materiales, a modo de objetos que tienen una historia personal que asociamos a momentos felices del pasado: olores, lugares, personas... ¿quién no ha tenido una caja de recuerdos? Sentimos un deseo de apego por cosas que se convierten en nuestras, porque forman parte de los recuerdos de nuestra vida.
Un buen amigo mío me contaba de alguien que viajaba por el mundo con una maleta. Cambiando de residencia casi con "lo puesto". Envidio a este tipo de personas que son capaces de almacenar los recuerdos en la memoria y no en las estanterías....

También en la película Princesas. 2005 (Fernando León) se habla de la nostalgia. Tener nostalgia es algo bueno, porque quiere decir que te han pasado cosas buenas. A muchos, les gustaría poder tener nostalgia y como dice Caye (Candela Peña) ¿ Se puede tener nostalgia de cosas que aún no te han pasado?






jueves, 11 de octubre de 2012

Genio y locura

Dicen que Goya se volvió loco al final de su vida, cuando pinta las pinturas negras de la Quinta del Sordo. Como ya comenté en la anterior entrada, el conjunto representa un ciclo de simbolismo hermético sobre el que se han escrito muchas teorías. El caso es que al margen de lo que representan las pinturas es como un adelanto al expresionismo del siglo XX. Es un visionario de la modernidad. Pero ¿Goya es genial por su talento y facultades artísticas o su genialidad viene dada por su locura?

Es un debate interesante en el que tuve la suerte de profundizar en una de mis asignaturas "Psicopatología y Arte". ¿ Si Van Gogh o Dostoyevski hubieran nacido sin esquizofrenia, hubieran sido sus obras iguales?
Es cierto que los artistas tienen algo de locos, quizás son demasiados sensibles para vivir en un mundo como el nuestro y se refugian en el suyo propio.Siguen estereotipos que se alejan de la norma de los comportamientos sociales. La locura, la risa, era considerada ya desde los griegos como algo diabólico.Desde el punto de vista estético era el "Pathos" o la expresión desmedida de la Comedia frente al "Ethos" el equilibrio y la armonía que se asociaba con la Tragedia.

Y algo trágico es lo que le ocurrió a Dalí. Aunque pienso que hay mucho de "pose" debido a su excentricidad y egocentrismo no creo que llegara realmente a estar loco, por lo menos con alguna enfermedad patológica reconocida. Lo que si es cierto, es que se traumatizó durante su infancia ya que recibió el mismo nombre con que bautizaron a su hermano, que murió antes de nacer el pintor. Igual le pasó a Ernesto Sábato.

Que te pongan el nombre de un hermano muerto, hace que creas que estás suplantando su identidad y puedes llegar a tener una crisis de personalidad. Pero es que en el caso de Dalí, sus padres lo llevaron a los cinco años a ver la tumba de su hermano y allí mismo le dijeron que él era su reencarnación. Es lógico que este trauma infantil le afectara toda su vida. Por eso se obsesiona con pintar versiones del "Ángelus" de Millet. No son dos campesinos que rezan a la salida del sol, como mucha gente piensa, sino dos padres que rezan ante la tumba de su hijo al que han perdido.




Hace muy poco tuve la oportunidad de ver expuesta una de las primeras versiones que hizo sobre el famoso cuadro de Millet y me llamó la atención por su pequeño formato. Un cuadro que pasaba desapercibido en la exposición, pero que merece la pena detenerse cuando conoces toda la historia que hay detrás.

No sé si para ser un gran artista es necesario tener el alma atormentada, como lo eran los románticos del XIX que terminaban suicidándose. Lo cierto es que como espectador siempre nos plantearemos la pregunta.